martes, 9 de febrero de 2010

105

Esta mañana, el café sabía distinto.
Los cuerpos de ambos se fundieron en un abrazo interminable,
nada importaba entonces, ni siquiera el frío de una tarde primaveral.
Ella lo miró fijamente, y entonces, sus labios se movieron para articular dos palabras.
Marcos hizo un saludo, casi militar, antes de saltar al vacío.
Sofía no pudo evitarlo. Gritó. Pidió ayuda, pero las caras de las personas que pasaban a su lado eran indiferentes, con una mirada perdida, muerta, hacia el horizonte.
Fue entonces cuando ella lo entendió. Se acercó al borde del puente, traspasó la barrera de seguridad, y saltó.
Y ahí yacen, en la orilla de un río cuyo nombre no quiero recordar.

miércoles, 3 de febrero de 2010

millones de pequeñas cuerdas

Adaptación/traducción de un extracto del guión de 'Synecdoche, New York', por Charlie Kaufman.




Todo es más complicado de lo que piensas.
Sólo ves una décima parte de lo que es verdad.
Hay millones de pequeñas cuerdas,
amarradas a cada decisión que tomas;
puedes destruir tu vida a cada momento de elegir.
Pero quizá no lo sabrás durante 20 años.
Y nunca llegarás a su fuente.
Y solo tienes una oportunidad de jugarlo.
Sólo trata de averiguar tu propio divorcio.
Y dicen que el destino no existe, pero lo hay:
es lo que creas.
Incluso, aunque el mundo siga por eones y eones,
estás aquí por una fracción de una fracción de segundo.
La mayoría de tu tiempo pasa estando muerto,
o todavía sin nacer.
Pero mientras vives, esperas en vano,
desperdiciando años, por una llamada o una carta,
o una mirada de alguien o algo,
para que todo esté bien.
Y nunca ocurre, o, al parecer ocurre,
pero en realidad no.
Y así, pasas tu tiempo, en vago arrepentimiento,
o vaga esperanza, para que algo bueno aparezca.
Algo para hacer que te sientas conectado,
para hacer que te sientas completo,
para hacer que te sientas amado.
Y la verdad es que estoy tan enojado,
y la verdad es que estoy tan jodidamente triste,
y la verdad es que he estado tan jodidamente herido,
durante tanto tiempo,
y por ese mismo tiempo he estado pretendiendo estar bien,
solo para continuar, solo para, no sé,
quizá porque nadie quiere escuchar sobre mi miseria,
porque tienen la suya, y esa miseria es tan abrumadora,
como para permitirles escuchar, o preocuparse por mi miseria.
Bueno, jódanse todos.
Amén.